lunes, 31 de agosto de 2009

"La droga en las villas,despenalización de hecho"



INSTITUTO ARGENTINO
JACQUES MARITAIN"
Secretaría "General
El 18 del corriente mes disertaron en el Aula Magna de la Facultad de Derecho y Ciencias de la Universidad Nacional de Córdoba, y ante un lleno total, los sacerdotes José María "Pepe" di Paola y Gustavo Carrara, en conferencia organizada por el Instituto "Jacques Maritain" y con el auspicio de otras instituciones de la ciudad de Córdoba. El tema fue "La droga en las villas, despenalizadas de hecho", acerca del que habían emitido un documento con anterioridad.
Pocos días después, la Corte Suprema de Justicia de la Nación dictó un fallo que declara inconstitucional un artículo de la ley de estupefacientes, estableciendo que la tenencia de droga en pequeña cantidad para consumo personal y en ámbito de intimidad, constituye una "acción privada" amparada por el art. 19 de la Constitución Nacional que establece que esas acciones están exentas de la autoridad de los magistrados y reservadas sólo a Dios.
Con motivo de esa sentencia, el Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia de la ciudad de Buenos Aires al que pertenecen los disertantes mencionados, ha producido el siguiente documento que este Instituto tiene el gusto de poner a su alcance en su integridad:
Ante el fallo de la Corte Suprema de Justicia del día de hoy, quienes integramos el Equipo de Sacerdotes para las Villas expresamos a continuación nuestra humilde opinión, que ratifica plenamente aquellas reflexiones que se hicieran públicas . Nosotros somos respetuosos de los fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Valoramos su autoridad. Además creemos en el valor de las instituciones para el crecimiento de nuestra Nación. Por otro lado, nuestra palabra sobre la despenalización no pretende ocupar el lugar que tiene la palabra de la Conferencia Episcopal Argentina sobre este tema. Con espíritu de aportar al diálogo –ofreciendo el propio pensamiento y buscando integrar el pensamiento diferente- y no de confrontar, hicimos público nuestro documento: “La droga en las Villas: despenalizada de hecho”. Queríamos defender a nuestros vecinos villeros -estigmatizados por tantas cosas-, afirmando que una cosa es la Villa y otra el narcotráfico. Y señalar que los primeros que sufren las consecuencias del narcotráfico son los habitantes de estos barrios humildes. El Evangelio de Jesús nos invita a pararnos en las periferias geográficas y existenciales y desde allí mirar. Nos invita a entrar en comunión con los más pobres, y desde los pobres llegar a todos. Este camino desde los pobres a todos nos parece un programa más que valido a la hora de trazar políticas de Estado, a la hora de legislar y a la hora de juzgar. Muchos de los niños, adolescentes y jóvenes de nuestros barrios no viven sino que sobreviven y muchas veces la oferta de la droga les llega antes que un ambiente dichoso y sano para jugar, llega antes que la escuela, o llega antes que un lugar para aprender un oficio y poder tener un trabajo digno. Se acortan así las posibilidades de darle un sentido positivo a la vida. “Hoy, fundamentalmente, en nuestra cultura la dignidad de la vida se juega en el eje inclusión-exclusión; comunión-aislamiento” (Carta pastoral de la CEA, del 20 de agosto del 2009. Nº 22) No pretendemos que la responsabilidad frente a esta situación de desigualdad de oportunidades quede sólo en manos del Estado. La solidaridad es en primer lugar que todos nos sintamos responsables de todos. (Cf. CIV 38) Nos preguntamos: ¿cómo decodifican los chicos de nuestros barrios la afirmación de que es legal la tenencia y el consumo personal? Nos parece que al no haber una política de educación y prevención de adicciones intensa, reiterativa y operativa se aumenta la posibilidad de inducir al consumo de sustancias que dañan el organismo. La experiencia de acompañar a jóvenes en el camino de recuperación y reinserción social nos ha permitido escuchar el testimonio de muchos que han empezado consumiendo pequeña cantidad de marihuana y de pronto se encontraron consumiendo drogas más dañinas aun como el paco. La vida se les volvió ingobernable. Por eso desde nuestro punto de vista las drogas no dan libertad sino que esclavizan. La despenalización a nuestro parecer influiría en el imaginario social instalando la idea de que las drogas no hacen tanto daño. Vemos la buena intención de los que buscan no criminalizar al adicto, es una locura criminalizar la enfermedad. Pero intentemos pararnos nuevamente desde la perspectiva de las familias más vulnerables. Sin un buen sistema de salud, sin políticas fuertes de prevención, sin un sistema educativo realmente inclusivo y eficiente, el único encuentro del adicto y su familia –que pide ayuda- con el Estado es la justicia. Despenalizar en estas condiciones, es dejar abandonado al adicto, no hacerse cargo de su derecho a la salud. La dinámica misma de la adicción, lleva muchas veces a hacer cualquier cosa para satisfacer el deseo de consumo. El próximo encuentro entre el Estado y el adicto ya no será en la enfermedad, sino en el delito que a veces nace de ella. Usando una imagen podríamos decir, entonces, que la discusión sobre la despenalización corresponde a los últimos capítulos del libro y no a los primeros. Pedimos a la Virgen de Luján, Madre del Pueblo, que cuide y proteja a sus hijos que padecen el flagelo de la droga, de fuerzas a sus familias y luz a nuestra sociedad para generar vínculos de promoción y solidaridad. Equipo de Sacerdotes para las Villas de emergencia de la Ciudad de Buenos Aires. Buenos Aires, 25 de Agosto de 2009.

viernes, 21 de agosto de 2009

Entrevista a José "Pepe" Di Paola, sacerdote



La pelea contra la droga es posible”El párroco de la Villa 21 denunció que el paco estaba “despenalizado de hecho” en los asentamientos de Buenos Aires y armó un enorme revuelo. Dice que la batalla no está perdida y que la derrota anticipada es la mejor aliada de los traficantes.
Por Rosa Bertino

El viento norte sopló sobre la Capital y provocó una oleada de insólito calor. La mañana del sábado está sofocante, lo cual no parece afectar al presbítero José Di Paola (47), quien sigue atendiendo a decenas de personas sin perder el humor. "La charla tendrá que ser cortita, porque estoy adelantando trabajo para poder irme a Córdoba", se disculpa el sacerdote de la Villa 21 (ver Hoy, en Córdoba). Interrumpe para darle instrucciones a una joven, sobre los análisis que debe hacerse antes de pedir turno en el hospital. Hasta el más pintado se quedaría atónito al constatar la inserción de la parroquia Virgen de Caacupé en el enclave entre Barracas y Pompeya. Cerca del Riachuelo, y a 20 minutos del Obelisco, viven unas 40 mil personas. Muchos son paraguayos o litoraleños. De ahí que la iglesita esté consagrada "a la patrona de Paraguay... su nombre en guaraní significa ‘detrás de los montes’", aclara el párroco. Sin miedo Nació en Burzaco. En 1987 egresó del Seminario Mayor de Villa Devoto. Su vida sacerdotal transcurre entre los más pobres, y estuvo en las zonas marginales de Congreso, San José del Talar y San Pantaleón (cerca de Ciudad Oculta). Hace más de 13 años que vive en "la 21", identificación que deviene de uno de los tantos "proyectos urbanísticos" surgidos en Capital Federal. Aunque el flagelo del "paco" (apócope de "pasta base de deshechos de cocaína") es harto conocido, "Pepe" movió el tablero al denunciar que "está despenalizado de hecho en las villas". Esto fue en abril pasado. A pesar de las amenazas y del malestar generado en esferas oficiales y extraoficiales, el cura sigue al pie del cañón. Propiamente hablando. A lo sumo, ha morigerado un poco su discurso, para no perjudicar "a la mucha gente honesta que hay en la villa". Pero está convencido de que toda lucha contra la droga es posible si se parte de un conocimiento real y desprejuiciado del problema. En definitiva, es cuestión de fe, de amor y, sobre todo, de acción. Mucho para hacer –¿Es real que sólo usted y los otros tres sacerdotes de Caacupé pueden entrar y salir de "la 21"? –La verdad es que entra y sale mucha gente. Los medios condicionan la realidad, cuando la presentan sólo desde el ángulo policial. Imagínese, acá viven 40 mil personas. Los hombres son albañiles, y las mujeres están en el servicio doméstico. Es obvio que entran y salen varias veces por día, sin contar los mandados, las idas al médico. –A medida que las villas se transforman en guetos peligrosos, la "integración social" suena más utópica. –Y, si usted lo plantea así, seguro. ¿Por qué no lo piensa al revés? ¿Por qué no piensa en lo mucho que estos lugares tienen para dar? ¿Por qué no viene más seguido? Sus culturas son muy étnicas, muy ricas; su mano de obra es bastante calificada; muchos son gente honesta y honrada... Partamos de la base que las villas son producto de un modelo económico, que no fue elegido por ninguno de los que se tuvieron que venir a vivir acá. Aunque no participaron de las decisiones que consolidaron ese modelo, cargan con sus consecuencias. Además, es obvio que cuando hablamos de "integración" estamos proponiendo acciones bien concretas. –¿Qué lo motivó a hacer una presentación tan radical referida a la venta y al consumo de sustancias baratas? –La droga es un problema universal. Esto no es novedad para nadie, y menos para nosotros. Pero en 2001 empezó a cambiar la edad y la forma de inicio. El paco es la droga de los chicos, algo antes impensable. En una villa, la pirámide poblacional tiene base muy ancha, por la cantidad de niños y adolescentes. De ahí que en los sectores más excluidos el paco sea un devastador. No podíamos seguir acallando una situación que implica una cadena de complicidades y silencios. Si lo hacíamos, también éramos cómplices. No hace falta decir cuánto liquida el paco, y en qué lapso. –¿Qué acciones habría que emprender? –Antes que nada, hay que convencerse de que la batalla es posible. La derrota anticipada es el mejor aliado del traficante. El desánimo hizo que la droga nos llevara por delante. Para no confundirse, la sociedad tiene que estar enterada de lo que ocurre en los sectores carecientes. Digo esto por la inseguridad que se asocia a la figura del adicto y al tráfico. ¿Cómo se hace, para conocer? Yendo, entrando, estando. El Estado dejó un vacío inmenso. Viviendo en las villas se nota que hace falta mejorar la salud, la educación, la actividad física. Pero cuando hablamos de Estado ausente no estamos hablando sólo de gobierno ausente. Hablamos de nosotros: de la universidad, las asociaciones, las religiones. La universidad, sobre todo, tendría que estar mucho más presente. Hay facultades que deberían venir a dar clases y prácticos en las villas. ¡El provecho sería mutuo! –¿Qué porcentaje de chicos son recuperables? –No voy a dar números. No los tengo, ni creo que sirvan demasiado. Lo único que sirve es no bajar los brazos. Las políticas de prevención y recuperación dan resultado en todas partes. Pero, claro, hay que instrumentarlas y no abandonarlas.

Di Paola cree que lo más efectivo para combatir la droga es no bajar los brazos. Foto: Télam
Hoy, en Córdoba

martes, 18 de agosto de 2009

“CARITAS IN VERITATE”¿ una Encíclica capitalista o anticapitalista?



“CARITAS IN VERITATE”
¿Una encíclica capitalista o anticapitalista?
por:Guillermo Favero (DAR)
“Caritas in Veritate” no es una encíclica anticapitalista, sino que se trata de un texto que ve al capitalismo en su situación histórica, pero lo condena cuando se convierte en totalitario, como decía Juan Pablo II", reiterando que ningún sistema económico "garantiza la felicidad".
La Iglesia no tiene la tarea de proponer ni desarrollar soluciones a problemas estructurales sino que su objetivo es ir a la raíz de los conflictos sociales.
La cuestión del lucro
El presidente del Consejo Pontificio de la Justicia y la Paz, cardenal Renato Raffaele Martino hizo alusión al tema de los beneficios los trabajadores que ofrecen a las empresas y a la sociedad con su labor. Afirmando que "el beneficio debe extenderse no sólo al sistema capitalista sino a quien participa del mercado".
Ello porque es característica de la doctrina social el tener presentes a todos los componentes de la sociedad.
Término "capitalismo" ausente
La palabra capitalismo no aparece en la encíclica. Sólo en una ocasión se habla del empresario "capitalista" precisamente para superar toda ideología: “El predominio persistente del binomio mercado-Estado nos ha acostumbrado a pensar exclusivamente en el empresario privado de tipo capitalista por un lado y en el directivo estatal por otro. En realidad, la iniciativa empresarial se ha de entender de modo articulado".
El ser empresario, antes de tener un significado profesional, tiene un significado humano. Por eso es bueno que todo trabajador tenga la posibilidad de dar la propia aportación a su labor, de modo que él mismo sea consciente de que está trabajando en algo propio.
Para " Caritas in veritate" "todo trabajador es un creador".
El mercado
De lo que sí habla la encíclica es de la economía de mercado.
Afirma que "si hay confianza recíproca y generalizada, el mercado es la institución económica que permite el encuentro entre las personas, como agentes económicos que utilizan el contrato como norma de sus relaciones y que intercambian bienes y servicios de consumo para satisfacer sus necesidades y deseos".
"El mercado está sujeto a los principios de la llamada justicia conmutativa, que regula precisamente la relación entre dar y recibir entre iguales. Pero la doctrina social de la Iglesia no ha dejado nunca de subrayar la importancia de la justicia distributiva y de la justicia social para la economía de mercado, no sólo porque está dentro de un contexto social y político más amplio, sino también por la trama de relaciones en que se desenvuelve".
En efecto, sigue diciendo la encíclica, "si el mercado se rige únicamente por el principio de la equivalencia del valor de los bienes que se intercambian, no llega a producir la cohesión social que necesita para su buen funcionamiento".
"Sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica. Hoy, precisamente esta confianza ha fallado, y esta pérdida de confianza es algo realmente grave".
En la encíclica, no se utiliza ni menciona el termino "socialismo" o "comunismo", una prueba más con la que el Papa muestra cómo su objetivo es superar ideologías.
La apertura a la vida, centro del desarrollo

"Caridad en la verdad" es un documento que afronta mucho más que la ética de la economía contemporánea y la crisis económica global, que ciertamente han tenido su influencia sobre Benedicto XVI en la preparación del anunciado texto.
En esta obra que sigue a las encíclicas Deus caritas est ("Dios es amor"); Spe salvi ("En la esperanza somos salvados"), podremos encontrar que el análisis papal se concentra en nuestro tiempo.
Repuestas extensas y complejas.
Quien busque rápidas respuestas a la crisis económica de nuestro tiempo no debería acudir a este documento para buscar soluciones fáciles. La enseñanza papal de hoy es extensa, densa, matizada y compleja, e invita a todos a una seria reflexión sobre la historia de la doctrina social pontificia, con particular atención al documento Populorum Progressio, la rica doctrina social de Pablo VI.
Populorum Progressio analizaba la economía a nivel global y contemplaba los derechos de los trabajadores a sindicarse, a tener un empleo seguro, y condiciones de trabajo decentes. Caritas in veritate, por su parte, trata en profundidad los temas de la fraternidad, "desarrollo económico y sociedad civil", "desarrollo de los pueblos, derechos y deberes, ambiente"; "la colaboración de la familia humana"; "el desarrollo de los pueblos y la técnica".
Los obstáculos principales para el desarrollo.
Hay varias áreas del texto de de esta nueva encíclica, que van contra el modo natural de la sociedad contemporánea y pueden ser fácilmente desechadas por muchos lectores que tienen problemas con la Iglesia, con la autoridad, la verdad y la vida humana. Pero es precisamente de de estas áreas de las que depende el meollo de la crisis económica actual, mostrando más allá de toda sombra de duda que la crisis económica es en su núcleo, una crisis moral.
El relativismo moral y la exclusión de Dios de la sociedad y la vida humana, son temas de preocupación constante del Pontífice, por lo que en la encíclica afirma: "un cristianismo de caridad sin verdad se puede confundir fácilmente con una reserva de buenos sentimientos, provechosos para la convivencia social, pero marginales. De este modo, en el mundo no habría un verdadero y propio lugar para Dios. Sin la verdad, la caridad es relegada a un ámbito de relaciones reducido y privado".

El rechazo ideológico de Dios y un ateísmo de indiferencia, que prescinde del Creador (y que corre el riesgo de llegar a prescindir igualmente de los valores humanos), se convierten en los obstáculos principales para el desarrollo. Es por ello que el Papa afirma: "El humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano".
"El anhelo del cristiano es que toda la familia humana pueda invocar a Dios como 'Padre nuestro'. Que junto al Hijo unigénito, todos los hombres puedan aprender a rezar al Padre y a suplicarle con las palabras que el mismo Jesús nos ha enseñado, que sepamos santificarlo viviendo según su voluntad, y tengamos también el pan necesario de cada día, comprensión y generosidad con los que nos ofenden, que no se nos someta excesivamente a las pruebas y se nos libre del mal".
Dignidad.

La otra área es la dignidad y respeto por la vida humana "que en modo alguno puede separarse de las cuestiones relacionadas con el desarrollo de los pueblos".
"En los países económicamente más desarrollados, las legislaciones contrarias a la vida están muy extendidas y han condicionado ya las costumbres y la praxis, contribuyendo a difundir una mentalidad antinatalista, que muchas veces se trata de transmitir también a otros estados como si fuera un progreso cultural".
"La apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo. Cuando una sociedad se encamina hacia la negación y la supresión de la vida, acaba por no encontrar la motivación y la energía necesaria para esforzarse en el servicio del verdadero bien del hombre. Si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, también se marchitan otras formas de acogida provechosas para la vida social".
Resume la crisis de un modo notable: "Los costes humanos son siempre también costes económicos y las disfunciones económicas comportan igualmente costes humanos".

La Iglesia inspira pero no hace política
Benedicto XVI no pretende hacer política sino inspirar para el correcto ejercicio de la misma, presentando la "caridad en la verdad" como orientación para la vida personal y social.
El objetivo de la doctrina social de la Iglesia
En este texto se reitera el papel de la Iglesia como facilitadora de la ayuda social, siendo por este motivo, que "inspira pero no hace política", pero no es una "tercera vía", diversa del comunismo y del capitalismo, para alcanzar una sociedad perfecta o un "paraíso terrenal".
La doctrina social de la Iglesia es un elemento de evangelización, no de acción política, es decir, es el anuncio de Cristo que la Iglesia proclama a través de los siglos, pero que tiene una actualización también respecto al vivir social, siendo por ello que la encíclica no puede leerse fuera del contexto del Evangelio del cual surge el vivir del hombre, no solo en su relación con el Supremo, sino también de las relaciones sociales y las instituciones que, a su vez, nacen de estas.
No se puede restringir el hombre a su vivir social, motivo por el que la revelación debe ser un elemento clave en el tema social: "Los principios de la doctrina social no se han quedado meramente en lo filosófico sino que tienen su origen en Cristo y en su Palabra".
Importancia de ala caridad
La nueva encíclica trata de manera más explícita y práctica el tema de la caridad, que ya había teorizado el Papa en "Deus caritas est", diciendo que ésta es "la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia".
La doctrina social, lejos de ser un sistema ideológico, o un manifiesto político sin alma, compromete al cristiano a 'encarnar' su fe" en su cotidianeidad.
La caridad manifiesta siempre el amor de Dios, también en las relaciones humanas, otorgando valor teologal y salvífico a todo compromiso por la justicia en el mundo.
El primer capital, el hombre
La visión que ofrece la doctrina social al ser humano y que se refuerza en esta encíclica consiste en demostrar que el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad, y por ello asegura el Papa que "la cuestión social se ha convertido radicalmente en una cuestión antropológica".
Sin embargo el hombre no puede ser visto en un horizonte sólo terrenal, interesado nada más por los bienes materiales y dejando en un segundo plano las cuestiones morales, siendo por ello que el Papa afirma que "El desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y agentes políticos que sientan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común".
Thomas Rosica, Stefano Zamagni, Paul Josef Cordes


viernes, 14 de agosto de 2009

P. "Pepe" José María di Paola, Párroco de las Villas 21 y 24 de Buenos Aires


INSTITUTO ARGENTINO
"JACQUES MARITAIN"
Filial Córdoba

El martes 18 de agosto a las 19 horas, en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba, Caseros 51 de la ciudad de Córdoba, hablará el P. "Pepe" José María di Paola, Párroco de las Villas 21 y 24 de Buenos Aires y flamante vicario para las villas de emergencia del Arzobispado de Buenos Aires, sobre el tema "Las drogas en las villas: despenalizadas de hecho". La presentación del orador estará a cargo del Sr. Javier Cámara, periodista de La Voz del Interior y director del periódico Encuentro.

Junto al Instituto "Jacques Maritain" participan de la organización del acto el Equipo de Pastoral de la Salud, el Equipo de Pastoral Social, la Academia del Plata, el Círculo Católico de Obreros, el Grupo de Docentes y Estudiantes Católicos en la Universidad, la Fundación Humanismo y Democracia, el periódico Encuentro, Civilitas, entre otras instituciones.

Al día siguiente, 19 de agosto, de 16 a 18 horas, el P. di Paola participará junto al P. Gustavo Carrara, también del equipo pastoral para las villas de emergencia de Buenos Aires, de un "Diálogo Abierto" en el Seminario Mayor de Córdoba, Avda. Hipólito Irigoyen 62.

QUEDA USTED CORDIALMENTE INVITADO.- POR FAVOR, DIFUNDA ESTA INVITACIÓN. MUCHAS GRACIAS. Secretaría General.

jueves, 6 de agosto de 2009

Entrevista a Uva de Aragón, académica de la Universidad de Florida

Para esta escritora, periodista y docente cubana, hay un exilio nuevo, que ya no es tan radical ni distante.
Marcelo TabordaDe nuestra Redacciónmtaborda@lavozdelinterior.com.ar
Salió de Cuba en julio de 1959 y regresó por primera vez, de visita, 40 años más tarde. Volvió en otras ocho ocasiones a la que no duda en calificar como su tierra, aunque reside en Miami, donde es subdirectora del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad de la Florida. “Estoy convencida de que es importante trabajar para una reconciliación de los cubanos”, afirmó Uva de Aragón, escritora, periodista y docente, quien disertó días atrás en Córdoba invitada por el Instituto Jacques Maritain de esta ciudad. “Ha habido mucha incomprensión, malentendidos, odios, lo que crea una especie de esquizofrenia y polarización; hay que tratar de reconciliar y acompañar”, dijo De Aragón a La Voz del Interior. – ¿Hay posiciones conciliadoras en las dos orillas?
–Naturalmente que sí. El exilio es una consecuencia de la persecución y de políticas de restricción. Además se renueva, hay nuevas oleadas de personas que no tienen la posibilidad de vivir en su país. Hay un sector duro de exiliados pero es cada vez menor. Los más grandes han ido muriendo y los que fuimos más jóvenes, con el tiempo fuimos sanando las heridas, asumiendo otras posturas. Los que vinieron después dejaron familia y tienen otras actitudes. Ya no es ese exilio distante, tan radical, de confrontación. Antes había una contradicción: una mayoría que decía que el embargo no funcionaba, pero al mismo tiempo opinaba que debía mantenerse. El embargo para los exiliados era el triunfo simbólico contra Fidel Castro. –¿Qué piensa de las medidas tomadas por Barack Obama respecto de las remesas y los viajes a la isla? –Me parecen muy bien porque eran una de las cosas más dolorosas para el pueblo. Siempre criticamos al gobierno de Cuba porque separaba a las familias; el gobierno de Estados Unidos también lo hizo y siempre me pareció una política monstruosa que no contribuyó en nada. –¿Cambia algo en Cuba que la OEA levantara las sanciones que pesaban sobre la isla desde 1962? –Yo creo que mientras viva Fidel Castro no vamos a ver un cambio fundamental. Creo que Raúl Castro quizá lo quisiera hacer ya. Pero no creo que Fidel permita hacerlo. Fidel no tiene ningún interés en entrar en la OEA ni en vincularse con Estados Unidos. –¿Cree posible que Estados Unidos levante el embargo? –Es complicado. Tiene que haber una votación mayoritaria en el Congreso y en este momento no se da esa situación. Yo quisiera que levantaran el embargo porque creo que se pondría al gobierno cubano en una situación difícil, desaparecería una excusa. Hoy la mayor preocupación del gobierno estadounidense es el tema migratorio. Cada 14 ó 15 años La Habana abre una válvula de escape para que salga gente. Pasó en 1966, 1980, 1994. Han pasado 15 años desde 1994 a 2009. La situación de Cuba se presenta muy difícil, la crisis se siente mucho; puede haber apagones, disminuyó la cantidad de comida que se asigna por las libretas de racionamiento. Los cubanos dentro de la isla, la juventud en especial, están muy descontentos. Fidel sabe cuándo las personas van a conspirar y lo sabe antes que el resto de la gente. Antes de que eso suceda y pueda haber una explosión social, él podría tratar de provocar una crisis con Estados Unidos, abrir un puerto y decirle a la gente que se puede ir. En este momento, el presidente Obama no puede aceptar 40 mil, 100 mil ó 60 mil cubanos, con la crisis económica que hay en Estados Unidos. –¿Cómo imagina un cambio en Cuba? –Creo que el pueblo cubano y que muchos líderes de la diáspora están cansados. Hay una conciencia de que la violencia tiene que terminar y un deseo de que cualquier cambio sea pacífico. Estoy convencida de que dentro de Cuba y cercanos al gobierno ha habido siempre personas reformistas que quieren una transición pacífica, que quieren apertura. –En Florida ¿todos quieren una transición pacífica o van por una revancha? –Mire, los cubanos a veces son muy bocones, hablan mucho y después actúan de una forma distinta y resuelven las cosas con un abrazo. Después de 50 años, personas que han regresado y han visto sus viejas casas, con familias viviendo en ellas, no creo que quieran recuperar eso. Lo que sí creo que quieren los cubanos del exilio es que se reconozca que se cometieron injusticias contra ellos. Después de 50 años creo que la nación, el país, es como un espejo que se ha roto en mil pedazos y todos también estamos rotos por dentro. –¿No cree posible que las nuevas generaciones cubanas defiendan la revolución? –Todo es posible. Pero sin una inyección de capitales, Cuba se mantendrá como hoy, que vive muy mal. Es muy pobre y exporta a sus profesionales y las personas que hipotecaron su vida por un futuro mejor ven que sus hijos y nietos se les van, porque no hay posibilidades. No puedo pensar que las nuevas generaciones opten por esto porque se están yendo.
La Habana, como una madre
–¿Qué sintió la primera vez que volvió a su país? –Tantas cosas... Lloré mucho. La Habana me hizo pensar en mi madre, que era una mujer muy bonita y al final de su vida hubo que amputarle una pierna y aún en el hospital, medicada y demacrada ,seguía siendo una gran dama y seguía siendo mi madre. La Habana está despintada y demacrada, pero todavía sigue siendo una gran ciudad, sigue siendo mi ciudad. El día que llegué a mi casa sentí el consuelo de mi árbol, sentí que el país me acogía... Una cosa que le debo a mi padre es que nunca me inculcó odio. Me hizo amar a Cuba; diferenciar el país y la nación de la revolución o el gobierno. Eso fue lo que me permitió volver sin sed de revancha u odio. Sentí que las cosas más inesperadas abrían miles de recuerdos. El primer viaje lo hice con mi hermana mayor. Fuimos a la casa de mi abuela y estaba la familia que trabajaba para ella y todo, los muebles, los ceniceros, los adornos, todo igual y en el mismo lugar… . Mi abuela ha muerto pero sus cosas están allí 40 años después. Sentí que el país me acogía. Yo tenía mucho miedo de sentirme extranjera en mi propio país pero supe que éste era mi país y que todos mis desvelos de tantos años por Cuba valían la pena. Y aunque yo tenga la ciudadanía estadounidense, mi nacionalidad es cubana.