sábado, 27 de noviembre de 2010

"La Paz: camino para el cambio social", de María Alba Aiello de Almeida

Instituto Jacques Maritain y el Centro de Estudios de la Doctrina Social de la Iglesia invitan a usted a la presentación del libro:





"La Paz: camino para el cambio social", de María Alba Aiello de Almeida




Presentarán la obra: Franklin M. Obarrio, Carlos E. Ferré y Guillermo Quesada




Actuará de moderadora Nora M. Franco



Martes 30 de noviembre de 2010 a las 18,30






Carlos Pellegrini 1441, Ciudad de Buenos Aires.













miércoles, 27 de octubre de 2010

Persona, sociedad y economía en Jacques Maritain.


 Persona, sociedad y economía en Jacques Maritain
Coloquio en Universidad Miguel de Cervantes, Santiago,


9 Octubre 2010.-




Sergio Fernández Aguayo

En Maritain la idea de persona está vinculada a la tradición clásica. Parte de la definición como sustancia individual de naturaleza racional (Boecio, Tomás de Aquino). En la antropología maritainiana la sustancialidad de la persona está acompañada de su relacionalidad, lo que le permite concebir una perspectiva personalista y comunitaria de la sociedad.




En la antropología tomista la dimensión social no estaba ausente, pero en Maritain es afirmada más explícitamente. La subsistencia de cada ser viviente deviene en subjetividad, porque el individuo-persona llega a ser capaz de autoconciencia, autodeterminación y diálogo. Allí estaría la raíz y el horizonte normativo de los derechos humanos.



El concepto de persona en la actualidad.-



El estatuto de la persona ha recibido diversas influencias. El concepto mismo ha sido profundizado no solo por Maritain, sino por muchos otros filósofos, cada uno con matices diferentes, no solo como principio ontológico, sino también ético y político, como fundamento del orden social. Entre ellos puede señalarse a Scheleer, Guardini, Mounier, incluso al propio Karol Wojtyla, en su etapa filosófica en la Universidad de Lublin, antes de ser designado Pontífice romano.



Sin embargo, sin perjuicio del reconocimiento del concepto en el plano filosófico, político-social, económico y ecológico, donde su pertinencia es más evidente, ha perdido reconocimiento en temas como los que surgen del desarrollo de la informática, de las nanociencias, la ciencia cognoscitiva y la biotecnología.



Maritain siempre sostuvo que la idea de persona debía fundarse en una sólida filosofía que no separara espíritu y materia .La modernidad se ha caracterizado por esta separación y por acentuar la individualidad, llegándose fatalmente a un individualismo radical. En la subjetividad empírica, la persona desaparecería.



Para el realismo maritainiano, en cambio, el acto de conocer de la inteligencia humana no es un juego subjetivo. El sujeto individual puede cerrarse sobre sí mismo hasta olvidar la existencia de la alteridad. La afirmación de la relacionalidad es una contribución importante de la filosofía cristiana, que se confronta con la discusión actual sobre la llamada “muerte del sujeto”.



En la sociedad tecnológica e individualista en que ha culminado hasta aquí el proceso de la emancipación humana, el otro es considerado como un extraño. Eso conduce a la despersonalización y al debilitamiento de la sociedad; el hombre afligido y empobrecido está listo para ser manipulado. El nuevo horizonte en que el hombre se ve circunscrito lo aleja de Dios, sustituyéndolo por mitos y símbolos religiosos alternativos que el proceso de secularización ofrece en abundancia.



Maritain no niega el valor de la subjetividad y reconoce que la filosofía moderna está plena de riquezas que sería absurdo olvidar. En diversos pensadores contemporáneos encontramos análisis que permiten comprender mejor la riqueza de la subjetividad.



En el pensamiento contemporáneo algunos afirman en cambio una posición “débil” o incluso absolutamente nihilista, que dificulta la defensa de la identidad personal frente al riesgo de “cosificación”. Se ha afirmado que el individualismo contemporáneo intenta una “individualidad sin persona”.



Algunos autores, por ejemplo Ricoeur, afirma que el personalismo no ha sido suficientemente capaz de vencer la batalla del concepto. Pero el mismo reconoce que la persona vuelve a hacerse presente, porque “continúa siendo el mejor candidato para sostener la lucha jurídica, política, económica y social” en defensa de los derechos humanos.



En días pasados visitó Santiago el economista Stefano Zamagni, miembro del Consejo Científico del Instituto Internacional Jacques Maritain. En reunión con nosotros se refirió a la diferencia entre los desafíos para la persona humana en tiempos de Maritain y los que debemos enfrentar en nuestros días. Señaló que el concepto de persona no se cuestionaba mucho en aquella época, al menos en el mundo occidental, pero fue necesario defender a la persona de la instrumentalización del fascismo, del comunismo. Ahora en cambio, es el concepto mismo de persona el que estaría cuestionado; se quiere asimilar al ser humano a cualquier otro ser vivo, olvidando toda especificidad humana. Se olvida que el hombre no es solo un animal que razona, es “un ser que ve, que siente emociones, medita y actúa” al decir de John Henry Newman. El dilema de la bioética se basa precisamente en este punto. Pero el concepto de persona no solo interesa a la bioética, sino también a la economía, a la sociología.



Zamagni nos recordó que la palabra persona presupone un enfoque relacional, que destaca la necesidad de amar y ser amado del ser humano. Si la persona no puede relacionarse con otra persona, si cae en el aislamiento absoluto, perdería su calidad de persona, aunque siga siendo una individualidad.



Se refirió también a la crisis de sentido que ha sacudido a la sociedad occidental tras la globalización, que se manifestaría en una triple separación, entre la esfera de lo económico y la esfera de lo social, entre trabajo y creación de riqueza y entre mercado y democracia.







El Estado y la sociedad civil.-



En el plano político la modernidad inventó el Estado, consagrando su soberanía y otorgándole supremacía respecto a los llamados cuerpos intermedios. Esa estructura jerárquica deja poco espacio a la sociedad civil y a los derechos de la persona, en el marco de una globalización que está modificando el escenario sobre todo en los aspectos económico-financieros y jurídicos, que evolucionan cada día más hacia una transnacionalización.



Podría decirse que un espectro recorre el mundo, el de la globalización de tipo liberal, que barre en su ímpetu con las viejas estructuras, erradicando a los seres humanos de sus propias culturas y tradiciones.



Los avances tecnológicos generan uniformidad y han vuelto impotentes a los sistemas políticos nacionales, relativizando las diversas culturas en pro de un modelo único. Se tiende a sustituir a los hombres reales, radicados en sus culturas y en sus religiones, para convertirlos en entes volubles, sin verdaderas raíces, y transformarlos en objetos inconscientes de las mayores manipulaciones.



La globalización parece ser un todo con la modernidad. Pero globalización y modernidad no son caras de una misma moneda. Se puede defender la modernidad combatiendo los efectos perversos de una globalización que nos está conduciendo a la renuncia al ejercicio crítico de la razón y a la sumisión a un modelo único.



Una pensadora contemporánea de Maritain - Hanna Arendt - nos ha puesto en guardia hace tiempo sobre la falsa identificación entre el universo de los objetos (Maritain se refería ”al montón sagrado de los bienes materiales”) y el mundo de las culturas, a través de las que el ser humano se relaciona con el mundo. Porque son las culturas las que estructuran el diálogo del hombre con el mundo.



Pero hay que saber distinguir entre el mundo del animal laborens del que habla H.Arendt, el mundo de la renovación indefinida de los objetos cuya obsolescencia se programa previamente, para ser reemplazados por otros, el mundo del uso utilitarista y del consumo, y ese otro mundo cultural, que no da tanta relevancia a lo útil y a la consumible, sino al mundo los valores morales, de los modos de pensar, mundo de los sentimientos y de la gratuidad.


La visión maritainiana de la persona lleva a concluir que el hombre es más que un consumidor, más que un ciudadano de la propia ciudad o de su nación, que su grandeza está en el reconocimiento de su propia trascendencia, en la que cada ser humano está cerca de cualquier otro.


La valorización excesiva del Estado soberano contrasta con el personalismo político. Según Maritain la idea de persona se traduce en el plano político en “una sociedad de hombres libres” que define como “personalista y comunitaria”. Lo que presupone una sociedad pluralista (tanto en lo religioso como en lo social), vitalmente democrática (no meramente procedimental), respetuosa de los derechos humanos, políticos y sociales. Al centro de la teoría política maritainiana está el cuerpo político (hoy diríamos la sociedad civil) y no el Estado, que tiene carácter instrumental.



La filosofía maritainiana, a diferencia de la liberal individualista o del pensamiento marxista, reconoce al ser humano una dignidad que se explicita en una dimensión relacional, lo concibe como ser histórico, culturalmente situado en un contexto de reciprocidad. Los derechos del hombre constituyen el corazón de la democracia, ya que obligan a los poderes políticos a referirse al ciudadano y rendirle cuenta de sus decisiones.



En la “democracia de mercado” en que está transformándose la democracia actual, el ciudadano ya no es considerado como participante directa o indirectamente en las decisiones políticas, sino como consumidor de los bienes políticos, al igual que consumidor de los bienes económicos. No se sabe diferenciar la naturaleza de la democracia y la naturaleza del capitalismo contemporáneo. En una sociedad donde el mercado es fuerte, el poder político tiende a declinar y admitirá ser sometido a los poderes económicos. Justamente lo contrario a la idea de democracia en Maritain.



Una economía humana.-



El problema de la economía hoy en día, es que no está basada en el concepto de persona, sino de individuo. Si se pone en el centro al individuo, se produce el fundamentalismo del mercado, que es consecuencia del individualismo. El fundamentalismo, todos los fundamentalismos, son destructores.



El mercado es solo una zona de la vida social, que no puede ser moralmente neutra, que necesita elementos sociales, políticos y morales para funcionar eficazmente. Existe hoy día una gran carencia de minorías proféticas, que sepan conjugar todos los elementos necesarios para el crecimiento humano



La idea de persona presupone la de un desarrollo económico respetuoso de los derechos humanos, lo que contrasta con el modelo actual que en la práctica se funda en el utilitarismo, el funcionalismo y el individualismo axiológico.



Desde fines del siglo XVIII las ciencias sociales y principalmente económicas, han tenido como supuesto una antropología del homo economicus, cuyo basamento son el individualismo, que pretende encontrar la fuente de los valores en las preferencias individuales y el interés propio, que sostiene como única motivación del individuo la consecución de sus propios objetivos. El individualismo niega la sociabilidad humana porque desconoce la necesidad de reconocimiento que todos tenemos, el autointerés rechaza la reciprocidad porque niega que las relaciones interpersonales tengan un valor en sí.



La doctrina individualista de los derechos no está en condiciones de resolver la cuestión de la distribución de los bienes producidos por el sistema económico. El solo poder adquisitivo de las personas no es criterio suficiente, porque parte de una noción de los derechos independiente de los vínculos sociales y resulta incapaz de definir correctamente el bien común.



El neo contractualismo, expresión del liberalismo económico, sostiene que los individuos ligados por un pacto social, persiguen su propio interés a través de la libre contratación. Pero no todos los individuos están en la misma posición de fuerza. Como nos decía el profesor Stefano Zamagni “la interpretación del concepto de persona (en la teoría contractualista) niega precisamente lo que es esencial a la persona: la interacción con los demás y la relación con sus semejantes como un valor en sí”. El determinismo económico condiciona fuertemente la libertad política, lo que hace precaria la posibilidad de una democracia real. De donde se deduce, según el mismo Zamagni, que “la idea de construir la sociedad humana sin una cultura de la reciprocidad es una idea ingenua y anacrónica”.



Benedicto XVI en Caritas in Veritate ha hecho presente que no existe solo la economía capitalista, el abanico de posibilidades de la tipología de empresas comprende también las sociedades civiles y sociales. Como siempre afirmó Maritain, el hombre además de individuo es persona, un sujeto que anhela la felicidad, mientras que al individuo le basta la utilidad.



Una ecología para el hombre.-



Un tema sobre el cual en nuestro mundo globalizado se toma mayor conciencia son las amenazas a la persona que vienen de la desprotección del medio ambiente. Maritain no escribió explícitamente sobre el tema, pero su pensamiento ecológico está implícito en su visión del hombre como ser creado. Para Maritain se trata de una creatura de Dios. La naturaleza no es madre del hombre como cree el naturalismo, sino hermana, un don de Dios del que el ser humano debe hacer un uso responsable.



Desde la conferencia de Río de Janeiro de 1982 se ha llamado la atención sobre los riesgos crecientes de las desconsideradas agresiones a la naturaleza y sobre la necesidad de una ética que establezca una relación adecuada entre el hombre y la naturaleza. Es necesario poner el acento en una relación hombre-naturaleza que sea guiada por una ética “amiga del hombre”, pero también de la naturaleza, insistiendo sobre el hecho que una correcta relación entre el hombre y la naturaleza es vital, incluso para el mantenimiento de la paz.



Una vida hedonista y consumista considera el ambiente como una “cosa” para disfrutar a su placer y no como un don para “cuidar y cultivar” (Génesis 2,15) Pero es sin duda contrario al verdadero desarrollo considerar la naturaleza más importante que la persona humana. Porque es en la persona donde culmina la creación divina. SFA, Oct. 2010.-

miércoles, 20 de octubre de 2010

Sobre "el hombre nuevo" .Dos miradas antagónicas...


CICLO DE CONFERENCIAS 2010


Viernes 22 de octubre,  14hs, en el Shopping Los Gallegos.


El Instituto Jacques Maritain -filial Mar del Plata-, los invita  a reflexionar juntos sobre el destino final del hombre desde dos posiciones antagónicas…

Esperanza y Escatología

"El hombre nuevo" de karl Marx a Jacques Maritain

La  conferencia  estará a cargo del Profesor Héctor Brunamontini






Para mayor información dirigirse a institutojmaritainmdp@yahoo.com.ar

jueves, 22 de julio de 2010

SEXO, GÉNERO Y MATRIMONIO .Inés Riego de Moine


A- No podríamos hablar de sexo, género y matrimonio y de su relación intrínseca sin hablar de la persona y de su ley natural. Porque, más allá de las discusiones filosóficas acerca de si existe o no la “naturaleza humana” y si corresponde llamarla así en el caso de que efectivamente la hubiera, lo ciertamente indiscutible es que la persona tiene su “ley natural”, un orden que la rige, pues de lo contrario no cabría hablar ni legislar sobre infinidad de temas que le son atinentes, como los Derechos Humanos. ¿Quién podría en conciencia oponerse a ellos y a su universalidad?

B- Esa ley natural es la del amor humano puesto que la persona nace, crece, madura y muere bajo el orden del amor, -ordo amoris- encontrando sólo aquí su mejor definición: “Amor est nomen personae” (Santo Tomás), “Soy amado luego existo” (Carlos Díaz), lo que significa claramente la primacía del ordo amoris por sobre todas las demás caracterizaciones o condiciones humanas. En apretada síntesis ha dicho Martin Buber: “los sentimientos habitan en el ser humano, pero el ser humano habita en su amor”. El amor es el ‘lugar’ natural del ser humano, lo contrario a este amor fundacional que lo define es lo in-digno, lo in-humano, lo im-personal. Esto, advertido por el mismo Buber, no es metáfora sino la pura realidad.

C- Hoy hablamos de ‘sexo’ y de ‘género’ insistiendo en la distinción. El discurso diario está sembrado de estos términos cargados de ambigüedades, que abarcan desde el ámbito de lo privado e íntimo de las personas hasta el ámbito de lo público, lo político y lo legislativo que nos inquieta en esta coyuntura. Mientras la cultura dominante -marcada por la ideología de género- insiste en afirmar que se nace con el sexo mientras el género se hace, que el sexo es condición física pero no determinante y el género es lo auto-determinado, suponiendo antagónicas a la naturaleza -ámbito de lo físico y necesario-, y a la cultura -ámbito de la libertad-, eludimos casi siempre pensar en la raíz antropológica del problema: la persona es siempre persona sexuada porque ella en su integridad, desde su fecundación en el seno materno, es un ser destinado al amor de un tú en general y de pareja en particular. Es decir, destinado al encuentro con ‘alguien’ que elegirá como compañero o compañera y sólo en y desde este encuentro consumará el sentido total de su existencia. Asimismo, los que eligen no vivir en relación de pareja lo hacen generalmente buscando consumar el encuentro a otro nivel, especialmente los consagrados a Dios. Por eso, la sexualidad humana sólo se entiende desde el ámbito de la persona, y decir persona es decir, inexorablemente, relación interpersonal, encuentro, reciprocidad, amor.

D- Desde aquí, aclarado este horizonte de comprensión, recién podremos hablar con propiedad diciendo que la persona homosexual, al igual que la persona heterosexual, puede cumplir o no con esta ley natural humana, no sólo fisiológica, según ame o no personalmente con todo lo que implica “amar personalmente”. Lo cual significa que no es lícito separar persona y sexo, pues la sexualidad es el abc de la identidad personal, es el ‘ahí’ desde donde la persona “esculpe su propia estatua”. Podemos distinguir por motivos pedagógicos, filosóficos o lingüísticos, pero de suyo sexo y persona son indistinguibles en la realidad no significando esto que la persona se reduzca a su sexualidad. La persona entera expresa con su vida la ley del ‘ordo amoris’ que dice profundamente: “yo no soy sin amarte ni sin ser amado por ti”. El amor es un principio que funda realidad.







E- En este “soy” (o su negación el “no soy”, por la vía negativa) se pone de manifiesto nada menos que la identidad personal, esto es, aquello por lo que puedo decir “ésta o éste soy yo”. Pero esta identidad por la que me afirmo principalmente como mujer o como varón y que se compone de infinidad de factores, tiene su origen primero en la sexualidad como constitutivo-constituyente esencial de la persona. Su identidad biológica, masculina o femenina, existe desde la fecundación, en razón de que toda persona -como la ciencia lo ha demostrado- tiene necesariamente un genotipo masculino o femenino desde la concepción, con necesidad o determinación genética. Por cierto, haciendo la salvedad de las personas excepcionales que nacen con los dos sexos (hermafroditismo). Pero al hecho biológico se añade la biografía personal, su historia, sus elecciones, en suma, su libertad, por la cual aceptará o no lo que le viene ‘propuesto’ en su corporalidad, nunca ‘impuesto’, porque hasta lo biológico puede ser negado desde un acto libre de la persona nunca exento de componentes psicológicos, culturales y sociales. Por ende, siempre la identidad de género es el resultado de una ‘danza personal’ entre dos instancias maravillosas: la genética y la libertad.

F- Pero a este juego sutil entre genética y libertad, se suma un tercer actor: la reciprocidad. Ésta debe entenderse, mucho más allá de lo estrictamente interpersonal, como “reciprocidad de las conciencias” y de las vidas que es soporte y ligadura de toda sociedad humana. La reciprocidad humana entendida como principio ontológico emerge del “para sí para otro” que cada uno de nosotros es, pues mi vida no se circunscribe en el “para mí”, sino que adquiere sentido en el “para otro”: mi existencia tiene su centro en el tú y desde este descentramiento del yo construimos el nosotros. En el tema que nos atañe su consecuencia es inmediata: si te miro como mujer te afirmo como varón, porque reflejo en ti la identidad que busco y espero. Y viceversa, si me miras como varón me confirmas en mi feminidad. Pero si en mi mirada aparece deconstruida, confusa o desdibujada la identidad del otro, las consecuencias serán muy distintas: la reciprocidad actúa aquí como un inmenso espejo relacional donde absolutamente todo lo humano se refleja. Ya sabemos que la ideología de género que avanza sin tregua pretende abolir el paradigma de género tradicional, es decir heterosexual, donde pareja y matrimonio, maternidad y paternidad, eran sinónimos de amor consolidado entre un hombre y una mujer y de sus valores tradicionales concomitantes. Y donde las identidades eran regidas por algo más comprometido y raigal aún que la libertad: los valores eternos y objetivos que cada persona hacía suyos. Hoy, sin abolir en lo esencial ese paradigma, podemos entender y aceptar que las parejas homosexuales se amen, no las recriminamos, ni las condenamos, ni las discriminamos, pues el valor de la diferencia y de los grupos minoritarios que la encarnan se ha instalado fuertemente en la sociedad contemporánea, conllevando lógicamente un trato igualitario devenido de su dignidad de personas. Y esto es obviamente un avance significativo ante tantos errores del pasado incluso validados por leyes civiles y religiosas.





G- Ahora bien, como sociedad nos corresponde bregar por el bien común que es asimismo el bien de las personas. Lo que significa poner en la mesa de discusión a la gran palabra ‘responsabilidad’ porque no existe bien común sin responsabilidad comunitaria. Si dos personas se unen por amor lo deben hacer responsablemente, porque un amor sin responsabilidad, que no responde por el otro, que no se juega por el otro, es como un deber moral sin contenido o un saber sin objeto. Por el estado esponsal -del latín spondeo, responder, prometer- los esposos, varón y mujer, ‘responden’ al amor del otro comprometiéndose a esa ‘unión de los dos’ como la máxima entrega de cada uno a su compañero, lo cual implica a la vez, para los cristianos al menos, la máxima participación en el amor de Dios pues sólo el amor de Dios es medida del amor humano. Y volvemos al principio incuestionable del amor. Pero, además, la responsabilidad de los que se aman no puede circunscribirse a la “unidad de dos” sino que, como célula básica de la comunidad humana, debe extenderse al todo del cuerpo social. Y aunque no se tome como obligación, de hecho lo que pasa en las parejas y en las familias se torna verdadera reciprocidad en la comunidad. Si como sociedad aceptamos legalizar la unión de las ‘homoparejas’, deberemos tomar muy en cuenta a qué consecuencias se expone el cuerpo social siendo él mayoritariamente compuesto por familias cuya base es el matrimonio, la unión de un hombre y una mujer con vistas a la procreación y a la plenificación de su amor. El dilema sería el siguiente, ¿optaríamos por el bien de la minoría en desmedro del bien de la mayoría?

H- El matrimonio es la institución humana que ampara el amor de la pareja heterosexual siendo su sentido primigenio el contenido en su etimología: matris-munia, “deberes de la madre”, referidos al derecho de la mujer (matri-matriz-madre) para ser madre dentro de la legalidad. Pero las homoparejas no pueden cumplir con este cometido esencial del matrimonio, el de la fecundidad abierta a la vida, razón por la cual no les cuadra a su unión esta denominación. Para subsanar, en parte, esta falencia quieren adoptar niños, a los cuales, de resultar este deseo una realidad, se los privaría de todo derecho: no sólo sufrirán por no haber sido amados por sus padres biológicos sino porque sus padres adoptivos, aún amándolos profundamente y sin desmerecerlos en su capacidad de amar, no podrán brindarles la referencia básica del amor heterosexual ni sendos modelos complementarios de identidad, masculina y femenina, imprescindibles para el adecuado y normal desarrollo psíquico y espiritual que cualquier persona en crecimiento merece.


I- Para concluir esta apretadísima exposición, debemos decir que la persona no sólo es un ser ávido de amor sino además un ser ávido de verdad. Y las verdades se expresan en valores que plasman lo bueno, verdadero, justo y bello que concebimos como aquello que significa y dignifica el universo entero: nuestra confianza básica en la realidad. Por eso, la persona es quien adhiere a valores, como Mounier lo destacara, alguien que vive la vida de acuerdo a una jerarquía axiológica que intentará encarnar en virtudes. Valores y virtudes que para serlo en una sociedad como la nuestra deberán educarse, testimoniarse haciéndose ejemplo en las personas: madres, padres, educadores, políticos, intelectuales, empresarios, obreros, etc. Si estuviéramos de acuerdo con estas verdades mínimas, entonces podríamos aspirar a un respetuoso diálogo de máximos. Para cuyo cometido no dudaríamos en desenmascarar el relativismo que atenta contra la vigencia de las verdades y los valores que nos sustentan y cohesionan como comunidad de personas, pero tampoco dudaríamos en aceptar el pluralismo que respeta al otro diferente pues sólo desde acá se puede construir una sociedad pacífica y liberadora, en la que todos puedan aspirar a una existencia personalizante y felicitante por fraterna y solidaria.



Inés Riego de Moine
Presidente del Instituto Emmanuel Mounier
Córdoba-Argentina

sábado, 19 de junio de 2010

ENTREVISTA SOBRE NUEVO PANORAMA EDUCATIVO


Compartimos con nuestros seguidores, una entrevista  al  Lic. Jorge Barrón, en  la que hace referencia directa al tema de la conferencia “ NUEVO PANORAMA EDUCATIVO PARA EL NUEVO SIGLO ,” llevada a cabo  el  21 de mayo próximo pasado en el auditórium del Shopping Los Gallegos, de nuestra ciudad.
Aclaramos que en la presentación se comente un error involuntario por parte del conductor, quien  presenta al INSTITUTO  JACQUES MARITAIN ,MAR DEL PLATA, como “Instituto Educativo”.Salvando este pequeño error agradecemos muy especialmente al programa INFO24 TV. y a la periodista   Maria José Garufi ,quienes prestigiaron  esta página con tan valioso aporte.
Sólo tienen que clikear este link

domingo, 23 de mayo de 2010

LAS DIFERENTES CONCEPCIONES SOBRE LA VERDAD


¿Dónde esta lo verdadero?  ¿Qué es la verdad? ¿Verdad o verdades?

Hoy  no se pueden evadir estos interrogantes, ni aun  aquellos que los consideran en desuso  pueden hacerlo,  porque  frente a las distintas situaciones que ,en nuestra vida personal y social,  nos enfrentan a la  toma de comprometidas decisiones, no podemos desprendernos de esa inquietud que nos lleva a preguntarnos sobre qué es lo verdadero….


Para reflexionar desde una perspectiva filosófica sobre este aspecto tan humano y tan actual…
Los invitamos a participar de la conferencia:


LAS DIFERENTES CONCEPCIONES SOBRE LA VERDAD
A CARGO DEL DOCTOR ALBERTO PALACIOS

Mar del Plata.4 de junio de 2010
UNIVERSIDAD CAECE
19HS






Para mayor información dirigirse a institutojmaritainmdp@yahoo.com.ar





viernes, 14 de mayo de 2010

"PANORAMA EDUCATIVO PARA EL NUEVO SIGLO"

Frente a las nuevas situaciones  del ámbito educativo,  se deben plantear  viejos y nuevos interrogantes , pero jamás la aceptación pasiva o el silencio indiferente...

El Instituto Jacques Maritain Argentina - Filial Mar del Plata -

invita
          Viernes 21 DE MAYO
 "PANORAMA EDUCATIVO PARA EL NUEVO SIGLO"
.

 Lic. JORGE BARRÓN RODRIGUEZ         (España)
Hora: 14:00 hs.
Lugar:Shopping Los Gallegos. Nivel Cines (sala 1)


jueves, 29 de abril de 2010

El cristianismo y el anonimato cotidiano.

El cristianismo y el anonimato cotidiano.

Comunicación.
Jorge Adalberto Nuñez Hernández
Instituto Jacques Maritain de Cuba

Asumir el anonimato de la vida cotidiana para las grandes multitudes es uno de los grandes retos en la posmodernidad. En él se juega la identidad de la persona humana y la manera en que se relaciona con la sociedad. El crecimiento demográfico de las grandes ciudades, particularmente como consecuencia de la Revolución Industrial, antecedido del desarrollo del humanismo antropocéntrico que comenzó a gestarse en el Renacimiento, y la influencia del racionalismo, han afectado profundamente la manera en que la persona humana se comprende a sí misma. La vida cotidiana, carente de lo “extraordinario”, a la que se sienten abocadas la mayoría de las personas, ha llegado a convertirse en algo problemático y fuente de angustia. El cristianismo propone la realidad de Jesús de Nazaret, Dios hecho hombre, quien pasó alrededor de 30 años, la mayor parte de su vida, en un pueblo pequeño, viviendo y valorizando la cotidianeidad de gente sencilla.

1. El origen del sentimiento de anonimato ante la vida cotidiana.

El gran desarrollo demográfico y urbanístico experimentado durante la Revolución Industrial, estuvo precedido del surgimiento del humanismo antropocéntrico, descrito por Maritain en “Humanismo Integral”. Las grandes multitudes humanas se desplegaron en las ciudades modernas, sin los vínculos que ancestralmente le conferían sentido de pertenencia y una cosmovisión equilibrada. La concepción de Dios que se tenía en la Edad Media, se fue desplazando hacia la imagen de un Dios filosófico, necesario para justificar el origen de la Creación, pero que se desliga posteriormente de la Historia y de lo humano, hasta terminar siendo negado de manera absoluta por las concepciones materialistas más radicales. También los cismas religiosos afectaron profundamente la manera en que se comprendía por muchos pueblos la noción de la Iglesia como una comunidad y presencia del Reino en la Historia.
Más en la actualidad, se manifiesta la influencia de religiones y filosofías orientales, que van desde el politeísmo, panteísmo, hasta relativizar a Dios como energía, luz, o realidad ante la cual el ser humano se disuelve y despersonaliza. Las supersticiones modernas pretender devolver al hombre una supuesta armonía con la naturaleza, propia de las civilizaciones antiguas cuyos dioses estaban inmersos en el marco espacio temporal. En ocasiones, se busca más la armonía de la persona humana con la naturaleza y las fuerzas impersonales del cosmos, que la del hombre con la familia humana, o con un Dios vivo y personal, que vuelca continuamente al compromiso, al servicio o a transformar la historia, acompañados y asistidos por la acción del Espíritu. La razón es sustituida con frecuencia por lo intuitivo o por asociaciones, vestidas bajo ropajes posmodernos, que echan mano a una mezcla de vocabulario pseudocientífico con términos espiritualistas. La noción lineal de la historia, propia de la tradición judeocristiana, pretende ser sustituida por la cíclica, característica de los ciclos naturales. La libertad de la persona humana, don de Dios, quiere ser obnubilada por determinismos genéticos, instintivos o de una mal comprendida naturaleza. La ciencia pretende dar soluciones a necesidades que están fuera de su alcance, e incursiona en campos que afectan directamente la dignidad humana, al tratar la persona, hecha a imagen y semejanza de Dios, como un espécimen más de laboratorio.
Ante esto, es comprensible que el ser humano se sienta sólo en medio de la multitud, y se intuya en alguna forma el temor ante una vida que transcurra oculta y carente de relevancia e individualidad, que una vida cotidiana sin eventos extraordinarios, capaces de validarla ante los grandes medios y de extraerla de la “masa anónima”, se reduzca al peor mal del cual hay que evadirse; una existencia gris y oscura de un tiempo que corra tras un pequeño buró en una oficina cualquiera, o en un barrio populoso sin importancia.

2. Manifestaciones.

El arte y la cultura reflejan con fuerza las angustias y esperanzas de los pueblos y de las personas. El sentimiento de despersonalización que surge ante la imposibilidad de valorizar la vida cotidiana a que se sienten arrostradas las grandes multitudes deja su huella en la creación de músicos, poetas, escritores, cineastas y filósofos.
La angustia ante el anonimato cotidiano se expresa en la obra de Kafka ante el extrañamiento. La gran novela Ulises de James Joyce es un reflejo manifiesto de una manera de asimilar la realidad desde el distanciamiento, donde no cuentan las grandes fuentes de identidad de la persona humana. Las vidas de quienes circulan en el entorno de Mr. Bloom son percibidas como realidades vacías. La afectividad humana no reviste sentido alguno, ni siquiera en la intimidad de la familia.
Los existencialistas en muchas ocasiones reaccionan ante una vida que sienten como algo vacío y desprovisto de sentido. Rilke siente angustia ante la vida gris y hueca de las multitudes:
Allí viven hombres, mal y con penas,
en cuartos hondos, de medrosos gestos
……………………….
Allí se abren muchachas a lo desconocido
Y echan de menos la tranquilidad de su infancia;
Y en oscuros cuartos traseros tienen los días de maternidad desengañada
Pero allí no está aquello por lo que ellas ardieron,
Y temblando se vuelven a cerrar.
Y en ocultos cuartos traseros
Tienen los días de su maternidad desengañada,
Y el sollozo involuntario de noches largas
Y los años fríos de resignada indolencia.
Y en la oscuridad están los lechos mortuorios,
Y hacia allí se sienten atraídas;
Y mueren largamente, mueren como en cadenas,
Y desaparecen como mendigas.

Los escritores existencialistas clamaron por buscarle algún sentido a las vidas de las grandes mayorías, confrontándolas con situaciones extremas. El teatro del absurdo de Inoesco desea sacudir a los espectadores del supuesto sinsentido de sus vidas cotidianas, llevándoles imágenes, diálogos y situaciones absurdas, esperando del público una reacción que les saque del aparente y vacuo inmovilismo diario.
De otra forma, se abusa de la sátira y la ironía indiscriminada contra lo cotidiano, lo cual es un tópico común en escritores como Kart Vonnegut o Douglas Coupland, o en directores de cine de gran prestigio como Woody Allen. Grupos al estilo de Monty Python llevan al paroxismo del humor negro, para criticar o burlarse con aspereza de todo lo humano, basándose en las situaciones cotidianas de la vida.
Por otra parte, un caso notable viene a ser el del escritor alemán Hermann Hesse, premio Nóbel de literatura, en la novela Siddhartha (1922). Dentro del contexto oriental, describe la búsqueda apasionada de su personaje por conocer la verdad. Al principio, la mirada del protagonista hacia los demás es de arrogancia. Él se veía a sí mismo como un buscador de las realidades espirituales que lo colocaban en una situación de superioridad con respecto al resto de los mortales. Sin embargo, al avanzar la novela, y después de sufrir en su misma carne, llega mirar a los demás en sus vidas comunes con profunda simpatía, en medio de sus luchas, tensiones, mezquindades, esperanzas y grandezas.
Un poeta como Tagore no teme escribir ampliamente, con gracia y simpatía, sobre las vidas de los novios, los niños, las muchachas enamoradas. Penetra a profundidad en el alma de una nación, y deja reposar su mirada en palabras, pensamientos y actitudes que son comunes para la gente sencilla de cualquier pueblo pequeño del país asiático, reelaborándolas y llevándolas al arte.

3. Cristianismo e identidad. Propuesta cristiana ante la realidad.

Ante el sentimiento de vacuidad que genera la vida cotidiana en el posmodernismo, la Iglesia responde con la vida misma de Jesús de Nazaret. Jesus vivió la mayor parte de su vida en una aldea pobre y pequeña, alejada de los grandes centros religiosos, filosóficos, culturales y políticos de su tiempo. Paradójicamente, Nazaret sería, para los grandes centros de poder, y retomando la expresión que se usa en la actualidad, un “lugar olvidado por Dios ¿? y por los hombres”. Allí dejó transcurrir cerca de 30 años. En ocasiones se le llama a esta etapa “vida oculta” de Jesús, por lo poco que se conoce de la misma. Por supuesto que a los vecinos de Jesús les hubiera extrañado tal calificativo. En ese tiempo, Jesús asumió una identidad, frente a sí mismo y de cara a sus coterráneos; compartió con la familia, los amigos, el entorno, aprendió un oficio del cual ganaba el sustento, conoció la historia de Israel. En ese medio, fue madurando la obra más grande realizada durante la Historia de la Humanidad. Dios se encarna en la mayor pobreza, y convive hombro con hombro rodeado de personas sencillas que dependían del trabajo de sus manos para sobrevivir, siendo uno más entre ellos. Es reconocido como el “hijo del carpintero”, no como el Maestro, o como alguien que se colocara a sí mismo en un lugar de privilegio por encima de sus paisanos, usando su inteligencia o su poder.
Por otra parte, su predicación va dirigida a las grandes multitudes. El Evangelio es para ser vivido por las mayorías, no es una exclusividad para las élites o una opción para iniciados en artes ocultas. Jesús conversa en ocasiones con fariseos o con miembros de grupos religiosos o políticos de la época. También lo hace en las sinagogas. No obstante, la mayor parte del tiempo, dirige su palabra a las grandes multitudes, para hacerles cercano un rostro de Dios que ellos no conocían, una manera nueva de relacionarse con Dios y con los hombres, profundamente enraizada en lo cotidiano, en las pequeñas actitudes, en los pequeños servicios, en la rectitud del corazón, el amor a la verdad, en le perdón y la misericordia. Abrió la perspectiva de la Trascendencia a la cotidianidad. Siguiendo la línea de la historicidad del mensaje de salvación de los profetas del Antiguo Testamento, su mensaje no está dirigido a los elegidos, a los más perfectos, sino que hunde sus raíces en toda una nación, para evadirse posteriormente del particularismo hebreo. Ya no habrá una Nación Elegida. La humanidad entera es ahora la Nación Elegida.
El mensaje de Jesús cala profundamente en los más humildes. No se precisa una gran formación intelectual o filosófica para aprehender lo esencial de la novedad cristiana. El mismo Jesús, profundamente conmovido, agradece al Padre por que se revela con preferencia a los más pobres y humildes, más que a los sabios y entendidos. El Reino puede ser plenamente vivido desde la vida cotidiana de las grandes multitudes. La santidad, que es el modo cristiano de vivir la bienaventuranza, y al mismo tiempo, es el modelo de humanismo y humanización de la Sociedad propuesto por el Evangelio, parte de vivir unos determinados valores y una forma particular de comprender a Dios, a la persona humana y la Historia; pero estos valores sólo pueden ser vividos desde de la vida cotidiana en sus mínimos detalles, para hacerlos creíbles y auténticamente encarnados, para desplegar desde ellos toda una existencia de compromiso. Para esto Jesús llama a ser fiel “en lo pequeño”, para poder ser fiel e íntegro en las decisiones trascendentales, en las grandes opciones de la vida.
Para llegar a las multitudes, Jesús usa imágenes que resultaban cotidianas para la mayoría de los israelitas: el pastor, las ovejas, los prestamistas, la vid, la viuda, los ladrones, el rico. Proclama que el Reino sólo puede ser vivido con autenticidad cuando se recibe como lo hacen los niños. La predicación no está dirigida a transformar las vidas simples en vidas “heroicas”, sino a encarnar unos valores que podían ser asimilados desde su cultura e historia, pero abiertos a lo universal. Los valores del Evangelio no pueden ser vividos si no bajo la perspectiva de lo cotidiano, lo pequeño, que sería el cimiento de toda una existencia de servicio a Dios, a la Iglesia y a la Humanidad.
En la parábola del rico y Lázaro, le pone nombre precisamente a la persona que sería anónima ante los grandes de ese momento, y de todos los momentos de la Historia. En la actualidad, se usa con frecuencia una expresión para designar los parajes desolados o alejados de la civilización: “Ese lugar, olvidado por Dios…”. Obviamente, no se trata del Dios de los cristianos, tampoco el que conoció el salmista cuando afirma “¿Dónde podría huir, lejos de tu presencia?”. No existe un lugar sobre la faz de la tierra que le sea indiferente a Dios, mucho menos si hay en ese lugar una persona humana. No es Dios quien olvida los lugares, sino la civilización, los grandes centros de poder, el egoísmo consumista, los grandes monopolios y transnacionales, el desinterés de los gobiernos. Para la compañía Microsoft, seguramente una aldea de 200 habitantes enclavada en un valle de los Andes, sin electricidad y con la mayor parte de la población analfabeta, carece de interés. Para muchos empresarios sería un lugar oscuro, anónimo, y las vidas de los habitantes, las verían como grises y sin importancia. Para el Dios de los cristianos, que se encarnó en la mayor pobreza de un pueblo pequeño, cada hombre y mujer de esa aldea fue llamada por Dios a la existencia, tiene un nombre y una identidad, unos sentimientos, valores, esperanzas y sufrimientos que merecen respeto. Cada una de esas personas está hecha a imagen y semejanza del Padre.
En el Evangelio de San Juan, la noche de la última cena, marca como ningún otro la total toma de conciencia de Jesús de su origen y su misión. El Evangelista dice “Jesús sabía que venía del Padre, que iba a volver al Padre, y que había recibido toda autoridad”. Sin embargo, el asumir tal conciencia lo lleva a tomar una actitud sorprendente, pero no absurda ni alienada. Inmediatamente, sin pausa en el relato evangélico, toma una manta, la ata a su cintura, y se dispone a lavar los pies a los discípulos. La cumbre de la grandeza se corresponde con la mayor humildad en el servicio. Todo cuanto hace, en hechos y palabras, es la encarnación de un modelo de vida orientado a servir, a salvar, a otorgarle sentido a la totalidad de la vida de cada persona. Y proclama un Reino donde el más grande debe hacerse el mayor servidor de todos.
Es notable también el pasaje de la resurrección de Lázaro. Aun cuando Jesús fue a resucitarlo, que conocía que el dolor de los amigos y familiares de Lázaro acabaría muy pronto de manera absolutamente inesperada, no se detiene a impartir un docto discurso sobre lo pasajero del dolor humano frente a la realidad de la Resurrección, o de la pequeñez de lo humano ante la Eterno. El Evangelista dice que Jesús lloró, conmovido con el dolor de las gentes. Jesús no relativiza el dolor. Toda experiencia humana, tan sólo por ser vivida por hombres y mujeres, merece respeto, sin importar que no se trate de grandes ocasiones. La vida de cada persona en sus circunstancias, con sus penas y alegrías, su miseria, su pecado, pero también su esperanza, merecen respeto. Nunca se convierten en objeto de ironía o irreverencia por parte del Maestro. Frente a las filosofías orientales que proclaman a la realidad como la Maya, una ilusión a los sentidos, Jesús proclama en cada palabra, en cada actitud, en cada curación de un enfermo, o gesto de afecto, en su sufrimiento durante la Pasión, que todo cuanto percibimos es real, que aún cuando existe Dios y la eternidad, esto no niega el valor de las circunstancias de cada ser humano, sino que le confiere un sentido diferente en relación y apertura a la Trascendencia, y llama a transformar la Historia, desde el compromiso con la Verdad y la Justicia. Asimilar desde el cristianismo la vida cotidiana confiere un equilibrio que nos salva de tendencias como la de los partidarios del Carpe Diem, quienes pretenden aferrarse a cada instante como si fuera el último, lo cual no sólo es absurdo, sino también inhumano y agotador, al cercenar la vocación de eternidad que pulsa en la persona humana.
Jesús tampoco hace una competencia por la originalidad absoluta, por decir cosas que nunca nadie ha dicho, o por atraer la atención a fuer de pura taumaturgia. Realmente, usa con frecuencia palabras de los Profetas que le antecedieron. En efecto, dijo cosas novedosas, pero la diferencia radical no está en proclamar lo nunca dicho, sino en una absoluta coherencia de su mensaje con su persona. En este punto está el desafío que lanza el cristianismo a la sociedad contemporánea. No se trata de buscar nuevas filosofías, pseudoreligiones, o prácticas esotéricas ocultistas para iniciados en una competencia desenfrenada por alcanzar lo novedoso. Todo cuanto necesita el ser humano para alcanzar su plenitud ya ha sido dicho en la Revelación. Frente a las formas con frecuencia alienantes a las que se acude con tal de buscar una exagerada autoafirmación en medio de la multitud, el cristianismo lanza el reto de vivir con profundidad lo que siempre ha estado ahí, que ha calado en la historia y la cultura de los pueblos durante siglos de evangelización, los grandes valores en los que verdaderamente se hace auténtica la vida, la clara conciencia de que somos queridos por Dios de manera personal e íntima.
La Iglesia siempre ha comprendido con claridad que la santidad de sus hijos se ha vivido siempre desde lo cotidiano, en sus menores detalles, y sólo puede comprenderse y convencer cuando se afirma desde los cimientos. Así, una gran reformadora como Santa Teresa de Ávila era capaz de encontrar a Dios “entre las cazuelas”, y el beato Carlos de Foucoult dejó correr su tiempo en las arenas del desierto, en la compañía de los tuareg. La Fraternidad nacida después de su muerte se ha lanzado a acompañar a los más pobres, en medio del supuesto anonimato. Los santos y santas de la Iglesia, verdaderas cumbres de humanización de la Historia, no han temido abrazar las vidas de las multitudes, cuyos nombres nunca aparecerán en los titulares, pero que son amados por Dios, hechos a su imagen y semejanza, y sacramento de salvación.

En principio, anonimato significa no tener nombre. Como término se refiere a una cuestión de identidad. Sólo una sana concepción sobre Dios y la Historia es capaz de salvar al hombre de la angustia que debe suponer el “sentirse sólo en medio de la multitud”, una enfermedad tan común en las sociedades modernas. Al comprenderse que Dios es una persona, no es una luz, ni una energía, que además es Padre, a quien le importa la Historia y cada ser humano en su individualidad, que establece con todos y cada uno de nosotros una relación personalizada y única, puede establecerse una incardinación donde la persona humana se autoafirma ante Dios, la sociedad, y la creación. Implica una asimilación de la familia humana que trasciende el mero parentesco biológico, al fundarse en la relación viva con un Dios que se ha encarnado en la Historia, a quien le importa la vida del hombre. La plenitud y la salvación de cada persona humana se juegan en lo cotidiano y en la totalidad de su vida.

domingo, 11 de abril de 2010

"Escenario educativo para los nuevos tiempos"

El Instituto Jacques Maritain Argentina - Filial Mar del Plata -
invita
          Viernes 23 de abril
 "Escenario educativo para los nuevos tiempos"
Horario: 14:00 hs.
Tema: Escenario educativo para los nuevos tiempos
Lugar: Nivel Cines.
Disertante: Lic. JORGE BARRÓN RODRIGUEZ
Instituto Jacques Maritain
Hora: 14:00 hs.
Lugar: Nivel Cines









viernes, 26 de marzo de 2010

En la Embajada de Francia ante la Santa Sede

Julio Plaza, Presidente del Instituto Jacques Maritain Argentina y el Embajador de Francia ante la Santa Sede, Stanislas de Laboulaye.





Marcela Puglisi, (Jacques Maritain , Argentina)Prof. Roberto Papini,( Jacques Maritain Internacional)
Presidente de Jacques Maritain (Chile) Sergio Fernandez Aguayo

RELIGION , CULTURA Y POLITICA EN EL MEDITERRANEO

Dr. Robert Royal , "Maritain y el Hebraismo"
Prof.Mohammed Arkoun, " El Personalismo en el Mediterranéo
(Los resumenes de las charlas se pueden solicitar al mail: institutojmaritainmdp@yahoo.com.ar

El significado de" El Hombre y el Estado", a sesenta años de su publicación.

 
Pietro Adonnino (Italia), Williams Sweet (Canada)y María Luiza Marcilio (Sao Paulo,Brasil)
Temas abordados:
  • El Problema de la libertad y de la democracia (Prof. Maria Luiza Marcilio)
  • Globalizacion y Paz ( Luiggi Bonanate)
  • Los derechos humanos y su universalidad.
(Los resumenes de estas charlas  pedirlos al mail del blog.)

martes, 16 de febrero de 2010

35 Años del Instituto Internacional “Jacques Maritain”.

Con motivo de celebrarse el 35º aniversario de la fundación del Instituto Internacional “Jacques Maritain”, los días 17, 18, 19 y 20 de marzo próximo tendrán lugar en Roma una serie de actividades bajo la el título de INSTITUTO INTERNACIONAL JACQUES MARITAIN: 35º aniversario de la fundación – “El Instituto entre memoria y proyecto después de 35 años”. El programa es el siguiente:
17/03/2010 - Mesa redonda: “Un laboratorio para la democracia. El Instituto Internacional Jacques Maritain (1974-2008)”, presentación del libro de Jean-Dominique Durand.- Preside: Prof. Emmanuele Francesco Emanuele, Presidente de la Fundación Roma. Intervienen: Dr. Maurizio Fallace, Director General de Editoriales, Institutos Culturales y Derechos de Autor (Ministerio de Cultura, Italia); Prof. William Sweet, Universidad San Francisco Javier, Canadá y Vicepresidente del IIJM; Emb. Sergio Fernández Aguayo, Presidente del I.J.M. de Chile.
18/03/2010 – Congreso Internacional “Jacques Maritain, Filósofo de la Persona”
Introducción General: Dr. Federico Mayor, Presidente Fundación Cultura de Paz, ex Director General de la UNESCO,
I Sesión: “El significado de ‘El hombre y el Estado’ a sesenta años de su publicación”.- Preside e introduce: Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, Canciller de las Academias Pontificas de las Ciencias y de las Ciencias Sociales.- Intervienen: Prof. María Luiza Marcillo, Universidad de San Pablo (Brasil): “El problema de la libertad y de la democracia”.- Prof. William Sweet, Univesidad San Francisco Javier, Canadá, Presidente de la Unión Mundial de Sociedades Católicas de Filosofía: “Los derechos humanos y su universalidad”.- Prof. Luigi Bonanate (Universidad de Turín, Italia): “La globalización y la paz”.
II Sesión: “Religiones, culturas y política en el Mediterráneo”.- Preside e introduce: Prof. Jordi Giró, Universidad de Barcelona, España.- Intervienen: Prof. Pedrag Matvejevic, Universidad La Sapienza, Roma: “Un entrecruzamiento de religiones y culturas: el diálogo posible”.- Prof. Robert Royal, Presidente del Instituto “Fe y Razón”, Washington DC, Estados Unidos: “Maritain y el judaísmo”.- Prof. Mohammed Arkoun, Profesor emérito, Universidad de la Sorbona, París: “El personalismo en el Mediterráneo”.-
Conclusiones: Prof. Roberto Papini, Universidad LUMSA, Roma.
19/03/2010: Reuniones del Consejo de Administración y de la Asamblea General de socios ordinarios del Instituto Internacional Jacques Maritain.
20/03/2010: Seminario sobre “Caritas in veritate – Reflexiones sobre el tema”.- Preside: Prof. Vittorio Possenti, Universidad de Venecia (Italia).- Introducción al tema: S.E. Mons. Agostino Superbo, Arzobispo de Potenza-Muro Lucano-Marsico Nuevo, Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana.- Intervienen: Prof. Piero Viotto, Universidad Católica del S. Corazón, Milán; Prof. Helen Alford O.P., Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino, Roma.- Conclusiones: Prof. Gennaro Curcio, Instituto Teológico de Basilicata.

lunes, 15 de febrero de 2010

I Encuentro Iberoamericano de Personalismo Comunitario

I Encuentro Iberoamericano de Personalismo Comunitario:
 ”El Personalismo comunitario en la América Latina del s. XXI: Una puerta a la esperanza”

28, 29 y 30 de Abril de 2010. Ciudad de Córdoba (Argentina).
Celebrando 5 años del Instituto Emmanuel Mounier de Argentina.
Ejes temáticos:
* Persona, dignidad y derechos humanos en América Latina.
* La encrucijada política y económica en diálogo con la
propuesta personalista.
* El problema estructural de la pobreza en América Latina.
* La forja de la cultura personalista en el enclave cultural actual.
* El personalismo en la historia de las ideas de América Latina.
* Bioética y cultura de la persona.
* La cuestión educativa en Latinoamérica en perspectiva
personalista.
* Estado de la investigación actual en Personalismo
y la formación de las futuras generaciones.
* La construcción de la esperanza y su carácter salvífico.
Organiza: Instituto Emmanuel Mounier Argentina
Colaboran: Instituto Emmanuel Mounier de España, Asociación Española de Personalismo
Adhieren: Instituto Jacques Maritain Argentina, Association des Amis d’ Emmanuel Mounier de Francia, Centro Ricerche Personaliste de Italia, Rede Emmanuel Mounier do Brasil
http://www.personalismo.net/
Informes e inscripciones:
mail:iemargentina@personalismo.net
Teléfono: 0054 3514 719 294. Baigorrí 625. C.P.5001 Córdoba (Argentina)

Encuentro Iberoamericano sobre personalismo comunitario

 El Instituto Emmanuel Mounier Argentina ha invitado al Instituto Argentino “Jacques Maritain” a participar del I Encuentro Iberoamericano de Personalismo Comunitario a realizarse en la ciudad de Córdoba los días 28, 29 y 30 de abril  de 2010, sobre el tema central: "El personalismo comunitario en la América Latina del siglo XXI. Una puerta a la esperanza".- Ejes temáticos del Encuentro: - El personalismo en la historia de las ideas de América Latina.- Persona, dignidad y derechos humanos en América Latina.- La encrucijada política y económica en diálogo con la propuesta personalista.- El problema estructural de la pobreza en América Latina.- La forja de la cultura personalista en el enclave cultural actual.- Bioética y cultura de la persona.- La cuestión educativa en Latinoamérica en perspectiva personalista.- Para mayor información dirigirse a iemargentina@personalismo.net

miércoles, 13 de enero de 2010

Jacques Maritain: La esperanza como elemento indispensable en la búsqueda de la verdad*


Damos los primeros pasos y empezamos a recorrer este nuevo año...La esperanza nos guía. En el siguiente artículo la Dra. Maria Laura Picón analiza este concepto desde la perspectiva de Maritain.
Jacques Maritain: La esperanza como elemento indispensable en la búsqueda de la verdad*
 
Dra. María Laura Picón**

Introducción

         Cualquier acercamiento a la obra de Jacques Maritain pide, casi de modo inevitable, que no dejemos pasar por alto su propia vida, el momento particular por el que atravesaba su existencia por ese entonces. Y esto, no porque sus obras y su pensamiento hayan sido fruto de inclinaciones subjetivas o de una especie de sublimación psicológica, sino porque desde muy temprana edad, Jacques Maritain cayó en la cuenta de que el pensamiento no puede estar descarnado ni de la propia vida ni del propio tiempo. Él, que supo ser “un medieval entre los modernos y un moderno entre los medievales”, siempre sustentó su doctrina en un realismo – con declarada simpatía tomista- abierto a la problemática existencial personal y de su época.
         Si afinamos nuestra mirada sobre la vida y la obra del autor galo, aparecerá ante nosotros - con total claridad- no sólo una aguda reflexión acerca de la problemática humana, histórica, ética y gnoseológica, sino también el itinerario existencial del mismo Jacques Maritain. No olvidemos que toda su reflexión y compromiso intelectual se hallaron directa e íntimamente vinculados a la evolución de las vivencias personales. Así, podríamos afirmar que él mismo vivió y experimentó todo lo que luego sistematizó en su “realismo integral”, por eso no será ajeno a esta reflexión el tema de la esperanza. Ella fue la fuerza motora de la vida y la obra de Maritain.
         Pese a la difusión que ha tenido el nombre de Jacques Maritain, esta forma se ha concentrado en el autor de “manuales” o, a lo sumo, entorno a algunas obras de filosofía política. Sin embargo la vida y la obra maritainiana – porque una se comprende junto a la otra- es mucho más vasta y profunda. Nos atreveríamos a decir que es casi imposible leer sus obras de manera aislada, puesto que la organicidad de su pensamiento, excede las posibilidades de un solo libro y alcanza su completitud con el todo. Aún más, de la lectura exhaustiva de sus obras podemos desprender una riqueza extra que nos abre las puertas hacia el “Maritain de la Verdad”, “de la Esperanza” y de “la confianza en el hombre”.
Teniendo en cuenta lo antedicho, en este trabajo trataremos de mostrar, brevemente, cómo emergen aspectos de su pensamiento que actúan como goznes configuradores de toda su filosofía y cómo gran parte de la riqueza de sus intuiciones y sus investigaciones se encuentran atravesadas por lo que podríamos denominar “temas transversales”: la Esperanza y la sed de  Verdad.
Esperanza y Verdad son conceptos y realidades que hay que entreligar. Así es que usaremos la vida y la obra de Maritain como un caso ejemplar para poder sentar las bases de una visión “esperanzadora del hombre”  sin la cual la búsqueda de la verdad se hace imposible.
 
Maritain: Paradigma de Esperanza
 
En Maritain la esperanza es, en primer lugar, una actitud adoptada para su propia vida. Desde su adolescencia buscó incansablemente un basamento sólido en el que pudiese descansar su espíritu, una plataforma sobre la cual edificar toda su existencia y la de la humanidad. Inclusive, aún cuando la realidad le presentase la ausencia de sentido en todas sus formas, él decidió dar un crédito a su búsqueda. Estaba convencido de que su sed de Verdad no podía ser vana y esperó contra toda esperanza. Con el paso del tiempo, luego de desilusiones temporales que provocaron en él y en Raïssa “angustia metafísica”, encontró que el cristianismo saciaba su búsqueda. Pero su sed de Verdad no declinó con esto.
Maritain descubrió que el esperar es un movimiento hacia un objeto en lo que éste posee de bueno. En la Revelación cristiana halló ese objeto, pero lejos de concluir su búsqueda luego de la conversión, supo también discernir que dicho bien no podía poseerse absolutamente, que se trataba de un bien futuro, un bien arduo posible, y que como tal supone un camino, al fin del cual hallará la Verdad tan esperada. Tuvo clara conciencia de que el ser humano es incapaz de asir la razón última de su esperanza. Así, entorno a esta idea, configuró todo su pensamiento, y en particular centró aquí el fundamento de la historia de la humanidad. Sin reparos, Maritain presentó a la esperanza como el “hilo de Adriana” necesario para la comprensión del misterio del hombre y su desarrollo cultural.
Su predilección por la filosofía del hombre lo llevó a preocuparse por el hombre concreto y por su dimensión metafísica y trascendente, temas entorno a cuya médula soñó un verdadero humanismo. Es decir que Jacques Maritain no concibió la posibilidad de imaginar el desarrollo del humanismo integral alejado de una visión esperanzadora del hombre y de su historia. Por ello nuestro autor abordó la problemática filosófica de la historia y del hombre no desde el pasado, sino centrando su atención en lo por venir.
Toda la filosofía de Maritain, aún la anterior a su conversión, giró alrededor de esta preocupación por la Verdad. Verdad y Esperanza se implican en el pensamiento maritainiano porque esta última se sitúa en la estructura misma del pensamiento humano. Sin ésta, el intelecto humano no se lanzará nunca a la búsqueda. Ella constituye la estructura misma del acto filosófico: el filósofo es aquel que espera. Y aquí hace su aparición la otra preocupación constante del autor francés: el conocimiento de la Verdad.
¿Por qué? Porque si indagamos detenidamente en su vida, su esperanza estuvo siempre puesta allí. Alguno podría pensar que habiéndose convertido no tendría caso seguir preguntándose por la Verdad, puesto que en la Revelación termina la búsqueda. Sin embargo, Jacques no confundió nunca el orden natural con el sobrenatural. Si bien la gracia lo ponía en presencia de la Verdad tan esperada, la naturaleza bregaba por entender. Esta imposibilidad de comprender plenamente las cosas inherentes a la razón y a la filosofía, permitieron a Maritain hacer una analogía con la estructura ontológica del status viatoris. Ésta se constituye como el fundamento subyacente a la concepción de la filosofía como acto de esperanza, filosofía que se caracteriza, como el estado del viajante, por una “no posesión”.
Las temáticas de la Esperanza y de la Verdad no sólo aparecen mutuamente implicadas sino que se presentan como dos constantes del pensamiento maritainiano. Todas sus obras pivotean  entre estos temas.
La antropología y la metafísica de nuestro autor presuponen la Esperanza. Entre las dos opciones que presenta una “Filosofía de la Esperanza” – la metafísica de la nada o la del ente-, Jacques asumió la segunda, haciendo de esta filosofía una búsqueda de la verdad auténtica. La Filosofía de la Esperanza maritainiana aparece como fundamento de una metafísica en la que hay una relación sujeto- objeto, de una metafísica del ente y del don, que implica al ser humano abierto y dispuesto a aceptar libre y confiadamente el Tu trascendente y absoluto.
En este sentido, podemos decir que la propuesta de Maritain en sus obras se enfatiza y adquiere nuevas dimensiones desde el momento en que la búsqueda de la Verdad allí presentada (a través de los distintos niveles de ascenso y profundización) se halla enriquecida por la esperanza que animó su vida.
Cada desilusión intelectual o personal, volvían a poner en camino a los Maritain, pues la estructura de esperanza se halla presente en cada nueva búsqueda como disparadora de una nueva cuestión. La búsqueda de la sabiduría está motivada por el principio de esperanza. Esta última se sitúa en la estructura misma del pensamiento humano. Sin dicho principio, el intelecto no podría lanzarse a la búsqueda, laboriosa e ingrata, de una respuesta a las múltiples cuestiones que posee. Por eso para Jacques Maritain, la esperanza constituye la estructura misma de la Sabiduría.
 
“El cognoscente es visto como viator, como uno que está en el camino, esto significa, por un lado: sus pasos tienen sentido, ellos no son en principio, vanos, ellos se acercan a la meta. Ésta no debe ser pesada sin el otro elemento: en la medida que el hombre, en tanto existente, está en el camino, así resulta el camino de su conocimiento, sin término. Y esta estructura de esperanza del que pregunta acerca del ser de la cosa funda conocimientos filosóficos.” [1]
 
En otros términos, el pensamiento de Maritain se gesta desde la “estructura de esperanza” en la experiencia existencial hacia la Sabiduría. Transcurre en el tiempo pero no se convierte en pasado sino que se actualiza y proyecta al futuro, día a día. Comienza desde una inquietud y anhelo personal e individual pero se transforma en una esperanza común. Sólo un espíritu auténticamente libre y lleno de Dios es capaz de trascender los condicionamientos temporales para abrirse a la Verdad.
La filosofía de Maritain es una filosofía de la esperanza porque es una filosofía del ser.  Atento a la filosofía de sus tiempos llega a forjar una oferta que es una verdadera cantera para quien quiera comprender mejor su tiempo y el “más allá”.
         Esta oferta filosófica (y teológica) ha sido testimoniada desde el comienzo al fin por una radical fidelidad a la Verdad.
         Todo el pensamiento de Maritain tiene una orientación fundamental hacia la esperanza, desde la antropología hasta la gnoseología y la epistemología.         Buscando la verdad donde ella germine Maritain se sitúa ante el mundo en una actitud plenamente optimista animada por el dato de la fe. Sabe que el hombre y todo cristiano no están condenados a la esperanza en sentido profano, sino  que están abiertos a ella. Así es que todos los intereses especulativos y prácticos, para Jacques Maritain se resuelven en tres preguntas clásicas: ¿qué puedo saber? ¿qué debo hacer?¿qué puedo esperar?
         Lejos del contexto en el que Kant las formulase, podemos hacernos de estas preguntas para sintetizar las inquietudes de nuestro autor.
         A la primera debemos responder que Jacques y Raïssa fueron dos hombres que comenzaron su historia experimentando la ausencia de Verdad y sufrieron por ella pero, a pesar de esto, no cayeron en el escepticismo. Por el contrario, confiaron en el poder de su razón y en que ésta les mostraría el camino que conduce a la Verdad.
         Insertos en un mundo en el que la metafísica era descartada por considerarse una etapa superada ellos esperaron en la metafísica y fundamentaron toda la búsqueda filosófica en el ser.
         Estuvieron absolutamente convencidos de que la búsqueda siempre inquieta del espíritu humano del ser verdadero no puede ni debe ser constreñida por los límites argumentales de un sistema filosófico particular, sino que el espíritu del auténtico filosofar vive en cada uno de aquellos que sienten la irresistible necesidad de rastrear el logos.
         La pregunta por la sabiduría se desarrolló en nuestros autores en la tensión existente entre la ciencia y la fe y, aunque las respuestas de la fe y la filosofía son esencialmente diversas, no se puede excluir a ninguna, si se pretende acceder con éxito a la cuestión del sentido. Esta comunicación entre el pensar y el creer tuvo para Jacques y Raïssa Maritain un carácter teorético y existencial. Con su filosofar y su vida nos mostraron que es posible acceder por el pensamiento a la fe y que en la vida personal no se contradicen.
         En épocas en las que las ciencias dominaban la totalidad de los conocimientos y aquello que no era asequible a la razón humana o bien no existía o bien era producto de la imaginación, “los Maritain” dieron espacio al conocimiento sapiencial y dejaron un lugar para el misterio. Así, esperaron en lo desconocido.
         Y lo desconocido se les hizo conocido en esperanza. Las energías espirituales de todo hombre se hallan en una posición condenada al fracaso pero, la confianza humana no declina por eso ya que renace en lo sobrehumano. Por eso Jacques y Raïssa adoptaron esta actitud y esperaron en Dios.
         La filosofía fue para nuestros pensadores una opción existencial que se realizó en la aceptación de una verdad viviente, perfección concedida a muy pocos intelectuales.
         Jacques y su esposa confiaron en que la Verdad les sería mostrada y esperaron en ella. Y esa esperanza no los defraudó. Quizás por eso sea que “los Maritain” tiñeron todo su pensamiento y toda su vida de esperanza.
         Para responder la segunda pregunta debemos alejarnos aún más que en la anterior del pensamiento kantiano, ya que la moral maritainiana no descansa sobre ningún a priori sino sobre una confianza muy fuerte en la libertad humana y en la gracia.
         En una cultura en la que la persona se disolvía en el colectivismo o el individualismo y la dignidad humana era atropellada por sistemas económicos y sociales inhumanos Jacques y Raïssa afirmaron que el hombre era el único que podía transformar la cultura en una verdadera civilización fraternal de inspiración netamente cristiana y que podía hacer del mundo un lugar más humano.
         A diferencia de muchos contemporáneos, Jacques y su familia llegaron a conocer los valores permanentes y a compaginarlos con los nuevos descubrimientos adoptando una actitud esperanzada. La vida y la obra de nuestros autores es la realización de la esperanza integral, en la que todo el hombre es asumido en su condición de viator, de persona, de ser social y cultural y de creatura.
         Encarnados en la vida del tiempo de los hombres, en su pensar, querer, sentir y actuar sobre el mundo, insertos en la historia, “los Maritain” reconocieron que el fin y la misión humana sobrepasan la vida temporal y la historia. Ésta se halla orientada a una meta sobrenatural e inspirada por ésta,  los hombres se constituyen en viatores, peregrinos en camino hacia una vida que sólo se logra plenamente en la eternidad, a cuya luz sólo cobra sentido la vida presente.
         A la tercera pregunta ¿qué debemos esperar? dejaremos que el mismo Maritain conteste.


Nosotros no perdemos la esperanza. La renovación de la civilización que nosotros esperamos, la época de un humanismo integral, el tiempo en el cual la ciencia y la sabiduría serán reconciliadas, el advenimiento de una sociedad fraternal y de una verdadera emancipación del hombre – todo esto nosotros no lo esperamos para mañana. Pero nosotros lo esperamos para pasado mañana, para el día del cual san Pablo ha anunciado que será, después de las peores tinieblas, como una primavera de esplendor y de renovación para el mundo (Rm 11 12,15).
(…)Sin embargo todo esto no será sino un momento en la historia de un planeta limitado y perecedero. Y la esperanza va más allá del tiempo.”[2]
 
 
 

 
[1]             “Der Erkenende ist gesehen als viator, als einer, der auf dem Wege ist. Das heisst einerseits: seine Schritte haben Sinn, sie sind nicht prinzipiell vergeblich, sie nähern sich dem Ziel. Dies aber ist nicht ohne das andere Element zu denken: so lange der Mensch, als Existierender, auf dem Wege ist, so lange ist auch der Weg seines Erkenens unbeendlich. Und diese Hoffnungstruktur des nach dem Wesen der Dinge fragenden, philosophierenden Erkenens gründet.” Pieper, Josef; Unaustrinkbares Licht. Über das negative Element in der Weltansich des Thomas von Aquin, München, Kösel, 1963, pág. 44. Traducción propia.
[2]             “Nous ne perdons pas l´espérance. Le renouveau de la civilisation que nous espérons, l´âge d´un humanisme intégral, le temps où la science et la sagesse seront réconciliées, l´avènement d´une société fraternelle et d´une vraie émancipation de l´homme- tout cela nous ne l´attendons pas pour demain. Mais nous l´attendons pour après- demain, pour le jour dont saint Paul a annoncé qu´il sera, après les pires ténèbres, comme un printemps de splendeur et de rénovation pour le monde (rm 11, 12, 15) (…) Pourtant cela même ne sera qu´un moment dans l´histoire d´une planète étroite et périssable. Et l´espérance va au-delà du temps.” Maritain, Jacques; Le Philosophie dans la Cité, ŒC, Vol. XI, pág. 109-110. Traducción y remarcados propios.
 
* Del libro Pluralismo y Derechos humanos, de Gonzalo F. Fernández y Jorge H. Gentile (compiladores), Alveroni Ediciones, Córdoba, 2007.
** Profesora de la Universidad Católica Argentina y del Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA).